Levantarse y mirar por la ventana, ver árboles. Mirar a mi izquierda (porque siempre dormís en ese costado de la cama) y tenerte a
vos al lado mío.
Pensar qué comer, que excursión hacer.
Sonreír hasta por las dudas.
En ese lugar,
no importaba el tiempo,y era todo nuestro.
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